Tuesday, January 17, 2012

Ginger

Hablan sobre lo especial que es conservar el color natural del pelo, pero y qué pasa si ese color no cuadra con sus caderas, sus actos y sus bailes de libertad?
Dicen que las monas son las que más se divierten, que las castañas son las más fieles, de las pelinegras no dicen nada, y de las pelirrojas, en cambio, dicen más de lo que deberían.
Entre varias cosas, se encuentra el muy americano refrán de "Gingers have no soul", y aquí, bueno.. se nos discrimina de mujeres con la moral distraída, de como dice un comediante que hace estudios muy serios Ricardo Quevedo, "Son las más posibles de descubrir en el baño de un bar". Se rumora que las redheads son más picantes y atrevidas que el resto, que se divierten como una blondie pero son más elegantes y por lo general, si no les mira bien, parecerían casi casi una castaña, fiel y cumplida. (Pero sólo por fuera, sólo la fachada que todos ven.)

Las hay naturales, pintadas y wannabe.
Realmente, cada color viene con su propio tipo de hablar, su propio tic en los ojos y su propia manera de caminar.
Imponer una moda, expresar una idea, sentir un cambio que vaya acorde con nuestra madurez y nuestro propio crecimiento.
Razones hay miles, realmente lo que importa, es que no pretendo decir nada acá, más allá de sentir cierta pertenencia a este color de pelo, a ser una ginger sin alma, y así mismo, quiero despedirme.
No sé que color vendrá, Sabina sigue.
Pero viene en otra tonalidad, al fin y al cabo, ella jamás fue un blanco o un negro.
Y como dicen, en esta vida hay demasiadas tonalidades de grises.

Wednesday, November 30, 2011

Cat talk.

No sé como escribir algo que no quiero decir, ni expresar algo que no dice nada.
Quiero decir algo que no dice nada, pero no quiero no decir nada, prefiero escribir algo que no diga nada, y expresar algo que diga algo pero que no signifique nada.

Es como decir que una canción me eriza los pelos como a Amparo, o que junto a mis amigas maté a alguien como Gabrielle Solis. O inventarme que tengo un PhD en deportes extremos como una F, un pájaro azul, un culo dormido, y una página de películas demandada.
Salté desde Stumbleupon y caí en mil páginas de gatos.
Me casé con un hombre muy fiel y sincero llamado José Cuervo.
Me volví la tía loca y ebria de los gatos.
Una fumadora empedernida.
Esa mujer que siempre anda con los pelos parados, con un cigarrillo en la mano, y un poco de confusiones en la cabeza hablando de cosas que no significan nada, cuando quiere expresar algo que diga algo, que diga que lo siente.

Nada se compara con los pelos en su abrigo, con los dardos de colores que rodean sus paredes, con esas cosas que no sé escribir, porque dicen algo, cuando quiero que no digan nada, que no expresan nada, cuando quiero que signifiquen algo.